Esta semana fui a la tienda donde habitualmente compro las telas. Iba buscando un tejido que simulara piel, para un proyecto que se trae entre manos uno de mis tíos. No lo encontré, pero a cambio descubrí en uno de los pasillos un montón de telas de peluche, me encantaron sus colores y texturas. No pude resistirme y compré un par de ellas en tonos pastel. Así que en vez de marcharme desilusionada de la tienda por no encontrar lo que venía buscando, salí de allí con una sonrisa en la cara y mil ideas forjándose en mi cabeza. Nada más llegar a casa me puse manos a la obra con una de las ideas que, como no podía ser de otra manera, era un oso. Son mi debilidad. Éste es el resultado final :).
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